El overclocking (en ocasiones españolizado como overcloqueo) es la práctica de aumentar la frecuencia de reloj de un componente electrónico (normalmente una CPU o GPU) por encima de las especificaciones del fabricante.[1] El objetivo es obtener un mayor rendimiento sin necesidad de cambiar los componentes, o superar las cuotas actuales de rendimiento, aunque esto pueda suponer una pérdida de estabilidad o acortar la vida útil del componente. El término overclock es un anglicismo de uso habitual en informática que literalmente significa «sobre el reloj», es decir, aumentar la frecuencia de reloj de la unidad central de procesamiento, lo que derivaría en «subir frecuencias».
Esta práctica está muy extendida entre los usuarios más exigentes, llevando al máximo el rendimiento de sus equipos. Algunos usuarios suelen comprar componentes informáticos económicos, forzándolos posteriormente y alcanzando así el rendimiento esperado en componentes de gama más alta. Por otro lado, los consumidores más fanáticos pueden llegar a adquirir los componentes más recientes del mercado para forzar su funcionamiento y conseguir así pruebas de rendimiento inalcanzables para cualquier equipo a la venta. Por este motivo, la mayoría de los fabricantes deciden no incluir en la garantía de su hardware los potenciales daños producidos por estas acciones.
Hoy en día los fabricantes de hardware venden algunos de sus productos desbloqueados para permitir a los usuarios realizar overcloqueos en ellos.[2]